Hoy quiero dedicar este espacio a la psoriasis, una enfermedad de la piel que afecta aproximadamente al 2 % de la población mundial. Se trata de una patología cutánea que se caracteriza por la aparición de placas escamosas y enrojecidas en diferentes partes del cuerpo, generalmente más abundantes en el cuero cabelludo, las rodillas, los codos y la espalda. No es contagiosa y no tiene cura, y puede ser muy incómoda y repercutir significativamente en la calidad de vida de las personas que la padecen.

Factores vinculados al origen de la psoriasis

La causa exacta de la psoriasis se desconoce. Se vincula a diferentes factores: genéticos (entre un 30-50 % de los casos hay antecedentes familiares de la enfermedad), del sistema inmunológico (en los afectados, la piel se renueva entre 4 y 6 veces más rápido de lo normal), medioambientales (cambios estacionales) o psicológicos (como el estrés). También se ha relacionado con ciertos medicamentos, como los betabloqueantes y los antidepresivos. El caso es que estos factores alteran el funcionamiento normal de las células de la piel, particularmente de dos tipos, los fibroblastos y los queratinocitos.

Síntomas y tipos de la psoriasis

Los síntomas de la psoriasis varían de unas personas a otras, según el tipo de psoriasis (comentaré más abajo la tipología) y también según la gravedad de la enfermedad, pero los más comunes son la presencia de placas escamosas y enrojecidas en la piel, que pueden picar o provocar sensación de quemazón.    

  • Escamas gruesas y blancas en la piel.
  • Lesiones rojas y enrojecidas.       
  • Picazón y dolor en las lesiones.       
  • Uñas que se debilitan o que presentan manchas blancas.

Existen diversos tipos de psoriasis. Explicaré los cuatro principales (dejando aparte la eritrodérmica y pustulosa, de más rara manifestación):

  • La psoriasis en placas eritematoescamosas es la más común de todas. Tiene una presentación en placas, con manchas secas y protuberantes en la piel, que generan picazón y son escamosas. Suelen distribuirse por rodillas, codos, área lumbar y cuero cabelludo, a veces en número menor y a veces en gran cantidad.
  • La psoriasis en las uñas se presenta tanto en las manos como en los pies. Se manifiesta en forma de crecimiento anómalo, hendiduras, aflojamiento o separación de la piel, así como cambios de color. En los casos más exacerbados puede conllevar la pérdida de las uñas.
  • La psoriasis inversa, también denominada psoriasis flexural o intertriginosa, afecta mayoritariamente a pliegues de axilas, corvas, ingles, genitales y mamas, inflamando la piel, que se irrita aún más por efecto del sudor y los roces.
  • La psoriasis guttata, o psoriasis en gotas, es más frecuente en personas menores de 30 años. A menudo aparece a raíz de alguna infección bacteriana, como la amigdalitis estreptocócica. Se presenta en forma de áreas rojas y escamosas, como si fueran gotas. Su aparición es más común en el tórax y las extremidades.
El tratamiento de la psoriasis varía según la gravedad de la enfermedad y las necesidades individuales de cada paciente.

Diagnóstico y tratamiento de la psoriasis

Los dermatólogos llevamos a cabo el diagnóstico de la psoriasis basándonos en el aspecto de las lesiones y en la historia médica del paciente. En algunos casos, podemos realizar una biopsia de la piel para descartar otras afecciones cutáneas.

Aunque, como ya he indicado, la psoriasis no tiene cura, hay diversas opciones de tratamiento que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. 

El tratamiento de la psoriasis varía según la gravedad de la enfermedad y las necesidades individuales de cada paciente. El objetivo principal del tratamiento es reducir la inflamación, el enrojecimiento y la escamación de la piel. Los tratamientos tópicos, como cremas y pomadas, son los más habituales, y pueden incluir corticosteroides, retinoides tópicos y cremas con vitamina D. Pero en los casos en que el tratamiento tópico no resulta efectivo, se pueden recetar medicamentos sistémicos, como metotrexato y ciclosporina. La fototerapia (exposición a la luz ultravioleta) para reducir la inflamación y el crecimiento excesivo de células de la piel también es una opción.

Riesgo de otras afecciones cuando se padece psoriasis

Las personas con psoriasis, por otra parte, presentan mayor riesgo de desarrollar otras afecciones, como cambios transitorios de la coloración de la piel; artritis psoriásica, que provoca hinchazón, rigidez y dolor articular; conjuntivitis y otras afecciones oculares; diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares; o depresión por baja autoestima. En ocasiones, pues, las personas con psoriasis van a requerir seguimiento multidisciplinar de su afección por especialistas distintos del dermatólogo.

Por último, diré que hay ciertas cosas que conviene evitar cuando se padece psoriasis, ya que pueden empeorar los síntomas:

  • En primer lugar, hay que tratar de evitar rascar las áreas afectadas, pues empeorará la irritación de la piel e incluso se pueden llegar a provocar infecciones. También conviene evitar productos como jabones fuertes o determinados detergentes para la ropa, susceptibles de exacerbar la psoriasis.
  • El estrés es desencadenante de brotes de psoriasis y empeora los síntomas. Es recomendable encontrar formas de reducir el estrés, como practicar técnicas de relajación o yoga.
  • El tabaco empeora los síntomas de la psoriasis y aumenta el riesgo de complicaciones asociadas, como enfermedades cardiovasculares y cáncer.
  • Por último, se pueden hacer ciertos cambios en la dieta, especialmente en lo que se refiere a evitar alimentos que puedan causar brotes, como carnes rojas, huevos y sus derivados, alimentos precocinados, ciertos cereales, alcohol…, pero ese es ámbito ya del nutricionista.